Porque siempre estuve ahí, donde si acariciabas bien esas cuerdas, me hacías rendirme a cada murmullo de tu guitarra.
Que sí, que él me hace morir por cada La mayor que tocan sus manos y por cada latido que bombea su voz . Que no pido que ninguna canción de Sabina hable de putas enamoradas, que lo único que quiero corazón cobarde, es que mueras por mí. O que al menos, en el sostenido más escondido de tus dedos, levantes la vista y me sonrías.
No hay comentarios:
Publicar un comentario