miércoles, 22 de febrero de 2012

Nadie esta exactamente donde quería estar.

Un día dije que iba a dejar de existir y que empezaría a vivir. Que la vida son dos días y tres cafés, y es evidente. Que cogería aviones y no llevaría maleta, que me guardaría el tic tac de cada reloj y que me bebería todas las noches en vasos de cubata. Que yo fui de huesos frágiles, de los que crujen si te abrazan. Pero un día, decidí hacerme fuerte. Que aprender a vivir, se aprende viviendo, y no todo el mundo sabe cómo. 
Se empieza por el principio y no se sabe el final. Un día te levantas y tu vida ha empezado, y sientes que el resto de días sólo eran para enseñarte.
Y decidí marcarlo. Que nada nos ata, y que un lazo además de unir, envuelve las vidas pequeñas que llegan a las ciudades grandes.
Y además te hacen un poquito más mayor

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